Pequeñas y medianas empresas o profesionales que aún no han asomado al mundo de Internet desde una página web, ya conocen de sobra los numerosos beneficios que les proporcionaría un sitio propio. Pero muchas veces esa falta de experiencia en este medio, ese “no saber por dónde empezar”, puede ser determinante en el éxito o el fracaso del proyecto.
A la hora de decidirse a incursionar en la World Wide Web, mucho antes de pensar en el estilo y los colores, es fundamental una tarea preliminar de organización de los contenidos.
Sabemos que esta es la etapa más fastidiosa, pero es —en definitiva— la que va a garantizar los resultados que uno se propone conseguir.
Se debe pensar en un sitio web como una carta de presentación. Pero con la gran ventaja de que admite una serie de recursos adicionales: la posibilidad de detallar más extensamente cada una de las cualidades del producto o servicio que se ofrece, de emplear imágenes como complemento, y de darle al visitante (potencial cliente) la oportunidad de interactuar.
Antes de reunir la información que se desea incluir en esa “carta de presentación”, es muy importante formularse unas pocas y simples preguntas para luego comenzar de lleno con la construcción:
- ¿Con qué objetivo se crea un sitio web?
- ¿A quién/es se desea orientar los contenidos?
- ¿Qué información o qué detalles de la actividad se quieren presentar a través del sitio?
Las empresas, los negocios y los profesionales tienen objetivos más que claros: dar a conocer sus productos y/o servicios.
Sin embargo, a la hora de crear un sitio pueden existir un sinnúmero de razones. Por mencionar sólo algunas pocas, esas razones podrían ser: atraer nuevos clientes, establecer una vía de contacto con los clientes ya consolidados, presentar una imagen institucional, etc.
Asimismo, los contenidos del sitio pueden estar dirigidos, por ejemplo, a los empleados/socios de la empresa, al público en general, o a ambos. Dentro del público en general, también puede haber una distinción: consumidores, proveedores, alguna franja de edad o género en particular… y las opciones se multiplican.
Es muy importante establecer de antemano esta diferencia, ya que habiendo planeado a quiénes estarán destinados los contenidos es que se puede determinar con certeza qué información y qué detalles de la actividad se quieren resaltar.
Como toda carta de presentación debe ser:
- Clara: contenido bien redactado, en lenguaje formal, pero comprensible, que evite caer tanto en expresiones grandilocuentes como en términos vulgares;
- Ordenada: información presentada con un orden lógico y accesible, y contenidos separados claramente para luego crear las categorías o “secciones” a las que hagan referencia;
- Concisa: información justa y necesaria, sin sobrar ni escasear, y
- Veraz: datos, descripciones, información, etc. exactos y concordantes con la realidad.
Una vez reunidos estos datos, y dado que la “carta de presentación” ha adquirido un volumen considerable, es esencial determinar las categorías, o más comúnmente conocidas “secciones”, dentro de un sitio web. Estas secciones se identifican con no más de una o dos palabras y van a ser los enlaces que desde la portada del sitio conduzcan al visitante a los contenidos.
Las más utilizadas —y básicas— son tres:
- Quiénes somos (Variantes: Nuestra empresa, Misión y Visión, Nosotros);
- Productos o Servicios (Variantes: ¿Qué hacemos?, Catálogo, Galería), y
- Contacto (Variantes: Consultas, Contáctenos)
No hay que temer emplear cualquiera de esos títulos sólo por el hecho de que en todos los sitios se los usa, máxime cuando el visitante/consumidor en busca de información sobre un producto o servicio, ya tiene incorporada esta clasificación y el objetivo de la página es simplificarle dicha búsqueda. Lo que nunca —jamás— se debe hacer, es copiar contenidos o utilizar modelos de texto pre-armados. La originalidad, por sobre muchas otras cosas, es un factor vital que influye directamente en la credibilidad de un sitio, sin mencionar de la empresa cuya imagen representa.
Como vemos, proyectar un sitio web no es tarea fácil, ni para tomar a la ligera, si se quiere hacer con seriedad. Sin embargo, es importante destacar que no hay fórmulas preestablecidas, ni recetas infalibles: basta con encarar la labor con responsabilidad y esmero.
En artículos posteriores complementaremos con algunos consejos para estructurar visualmente un sitio web. Esperamos que estos les hayan sido útiles.
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